miércoles, 29 de agosto de 2012


AUTOREFEXIÓN

Estoy preparándome como maestra en formación porque así yo lo decidí. No estoy realizando esta preparación porque me toque, esté obligada o no tenga más nada que hacer. En realidad esto es algo que quiero, es algo que me gusta y a lo que le tengo amor pues reconozco la gran labor que los maestros realizan y la implicancia que sus funciones acarrean en la vida de muchos niños y niñas que pasen por los salones formándose y aprendiendo. Es para mí de gran satisfacción tener la oportunidad de formarme por este camino, ya que comprendo la magnitud de importancia de las funciones que el profesional de la educación debe realizar.

De esta manera, durante mi proceso de Prácticas Pedagógicas traté de hacer todas mis actividades de la mejor forma posible, le puse amor a lo que realizaba y siempre pensando en que lo que hacía debía dar reflejo de lo que yo era, de la manera en como estaba formada. Soy de las que piensa que si se va a hacer algo hay que hacerlo excelentemente, porque de lo contrario no tiene sentido hacerlo. No me gusta la mediocridad ni las cosas inconclusas. Soy humana y tengo errores, eso lo acepto, y puede que no siempre obtenga lo que quiero pero por lo menos me queda la satisfacción de que puse todo mi empeño y dedicación, además que de seguro puedo aprender de lo realizado, mejorar y volver a empezar.

Así, en mis prácticas me preocupé inicialmente por desarrollar un Proyecto de Aula que realmente estuviera enmarcado en las necesidades de los niños, que al formular un problema central pudiese desarrollar diferentes estrategias y metodologías dentro del quehacer pedagógico que de una u otra manera pudiesen dar respuesta a tales necesidades que los niños y niñas estuviesen presentando. Además de ello, en mi proyecto, al describir claramente el contexto y las características de los estudiantes, me cuestioné a mi misma y pensé en qué era lo que realmente necesitaban los niños, qué querían ellos, qué era lo que les interesaba. Mi objetivo no fue solo realizar un proyecto como requisito para poder hacer las practicas, ¡No!, lo que en verdad quise fue desarrollar un proyecto que pudiese aplicar efectivamente durante mis practicas, que fuera mi base y herramienta principal para desenvolverme en el desarrollo de las clases.

Fue así como luego de que planteé mi proyecto de aula, inicié mi proceso de prácticas pedagógicas. A mi me correspondió realizarlo en los grados cuarto y quinto de la sección primaria de la Normal Superior María Inmaculada, ello en los colegios María Inmaculada y María Auxiliadora del municipio. Este proceso fue enmarcado en el área de la Matemáticas, materia que tuve que desarrollar durante todas las prácticas. Así, para dar inicio a las clases, traté de crear primeramente espacios de interacción, espacios en los cuales pudiese relacionarme efectiva y adecuadamente con los niños y niñas. Me presenté ante ellos junto con mi compañero de prácticas Alfredo Vergara, quien fue parte fundamental en el desarrollo de este proceso. Les pregunté asimismo sobre lo que pensaban, qué les gustaba, qué era lo que querían y qué esperaban de nosotros como maestros en formación, además de ello realicé diferentes dinámicas que hicieran el ambiente más agradable. Del mismo modo les expliqué por qué estábamos ahí y qué era lo que haríamos, establecimos compromisos de comportamiento y disciplina. Ello buscando que ellos nos conocieran y que nosotros también pudiésemos conocerlos e iniciar así un proceso de relación e interacción, base para el desarrollo de las clases.

Mi pregunta problematizadora se enmarcó en cómo lograr que los niños y niñas de los grados cuarto y quinto de la primaria apropiaran los conceptos de las matemáticas además de que se interesaran y motivaran por aprender sobre esta área. Basado en ello, mis objetivos se centraron también en el logro del afianzamiento por esta materia, lo cual fuese de manera agradable, ello al crear estrategias y metodologías que incentivaran su interés en cada temática explicada, además del reconocimiento de la importancia que tiene conocer la parte teórica de lo que aprendían mediante la formulación de procesos didácticos que permitieran a su ves el fomento de sus habilidades y de su razonamiento matemático.

A mi modo de ver si se dio respuesta a la pregunta problematizadora, a las necesidades de los niños. Aunque reconozco que fue muy poco el tiempo que teníamos para obtener un producto totalmente completo con lo que al inicio nos planteamos, si fue mucho lo que se logró hacer. Mediante estrategias lúdicas que fue en lo que se enmarcó nuestro proyecto como método principal para dar solución a las necesidades de los niños, fue posible que éstos mostraran mayor interés en lo que aprendían. Si bien es cierto, los niños y niñas se caracterizan por ser espontáneos, activos y amantes del juego. Como en todo, al principio no fue totalmente fácil, sin embargo clase tras clase, se veían mejores resultados y mejor apropiación e interés en ellos por lo que se hacía. Así, teniendo en cuenta las herramientas tecnológicas también, se desarrollaron diferentes actividades lúdicas, además de que en oportunidades se dio espacio a ello en juegos de mesa como el tangram, armatodo, ajedrez y demás buscando incentivar el desarrollo del pensamiento de los niños y niñas.

lunes, 27 de agosto de 2012


Es de gran importancia que en nuestras vidas todo lo que vayamos a hacer sea detenidamente y para que las cosas salgan bien es necesario que haya una debida preparación, es necesario e indispensable que existan unos procesos previos mediante los cuales nos vayamos preparando en lo que hagamos de manera apropiada, lo cuál se verá reflejado en la manera en que hacemos nuestras funciones y tareas determinadas.

Del mismo modo, se aplica ello a nuestro campo; maestros en formación, quienes nos estamos preparando para en un futuro desempeñarnos como profesores pero no cualquier profesor, si no un verdadero maestro comprometido con su trabajo, un profesional preparado en todos los sentidos, con integralidad y formación. Es por ello que para que esto sea posible, es necesario que realicemos procesos tras procesos, pasos mediante los cuales se forje más nuestro sentido formativo y es así como se ve la importancia de las Prácticas Pedagógicas, estas son aquellas que se realizan en un tiempo de un mes y es donde nosotros tomamos el rol del maestro y nos desempeñamos como tal, llevándose a cabo nuestro quehacer pedagógico.

Es en este proceso que aprendemos a aplicar todo lo que nuestros maestros nos enseñan teóricamente; es aquí cuando logramos demostrar nuestro sentido de pertenencia y amor por la profesión.  

CUMPLIENDO UN SUEÑO, ENSEÑAR A LOS DEMÁS.

En un pueblo cercano a la ciudad, llamado Manaure Cesar habitaban muchas personas y niños felices. Alfredo y Dayana eran dos buenos amigos que compartían mucho tiempo juntos, el primero casi no podía hablar debido a un problema que tenía desde que nació en sus cuerdas vocales, sin embargo su amiga estaba con él y aprendió su lenguaje para que se comunicaran y pudiesen seguir compartiendo juntos.

Estos jóvenes tenían un gran sueño, ser profesores porque les gustaba mucho ayudar a los niños de su pueblo y enseñarles todo lo que pudiesen. Ellos consideraban que la manera mas apropiada para que una persona obtuviese efectivos resultados en su vida debía primero estudiar y prepararse. Fue por ello, que en unión decidieron aportar un granito de arena al proceso educativo que los niños y niñas de su pueblo tenían.

Fue así como cierto día llegaron a los colegios María Inmaculada y María Auxiliadora del municipio, con el interés de enseñar de lo que sabían a los estudiantes que allí estuvieran. Una profesora muy cordial y sabia llamada Yomaira Mendoza los orientó y les dijo que los niños de cuarto y de quinto de primaria tenían diversas falencias y que si ellos querían podían ayudarlos desde un área muy importante como lo es la Matemáticas al lado de una maestra muy amable y preparada llamada Mirian Aguirre. Los jóvenes totalmente emocionados aceptaron sin pensarlo dos veces y entraron a esos lugares con un objetivo primordial, enseñar y formar; como un reto para ellos mismos puesto que llevarían de lo que sabían proponiéndose ser los mejores en ellos.

Así, Alfredo y Dayana iniciaron a cumplir su sueño, empezaron a preparar sus clases y a enseñar a los niños de aquella región. Al principio se desanimaron un poco puesto que los estudiantes en ocasiones se portaban de manera incorrecta presentando momentos de indisciplina, sin embargo los nuevos maestros lograron captar esa energía que ellos tenían y utilizarla para aprender las matemáticas mediante la realización de juegos que a los niños les gustaran y los motivaran por aprender esta materia tan importante.

Fue ardua la tarea que ellos estaban cumpliendo pero no se arrepentían porque sabían y comprendían la importancia que su función cumplía no solo en la institución, sino en todo el municipio al formar a los niños y niñas que en él habitaban.

Alfredo y Dayana se preocuparon por lograr que los estudiantes aprendieran de verdad, por eso se encargaron de realizar diferentes actividades centradas en lo que a ellos les gustaba; el juego, pero ello con un sentido pedagógico, con la intención de que se desarrollara su pensamiento y de que se interesaran por seguir aprendiendo. A pesar de que en momentos había indisciplina o desinterés por parte de los niños, los nuevos maestros incesantes seguían trabajando por procurar que se cumpliese un proceso educativo efectivo y oportuno, se preocupaban por desarrollar su función adecuadamente.

Fue así como Alfredo y Dayana luego de lograr que los niños se interesaran más por aprender la matemáticas, entendiendo su importancia y aplicación en la vida diaria, decidieron partir para seguir preparándose y luego ir a otros colegios a seguir enseñando de lo que sabían.

 Los niños y niñas de aquellas instituciones quedaron muy felices con lo que sus maestros en formación habían realizado, y a pesar de que no querían que ellos se fueran entendieron que debían seguirse preparando para enseñar a muchos niños más así como los habían enseñado a ellos también.