AUTOREFEXIÓN
Estoy
preparándome como maestra en formación porque así yo lo decidí. No estoy
realizando esta preparación porque me toque, esté obligada o no tenga más nada
que hacer. En realidad esto es algo que quiero, es algo que me gusta y a lo que
le tengo amor pues reconozco la gran labor que los maestros realizan y la
implicancia que sus funciones acarrean en la vida de muchos niños y niñas que
pasen por los salones formándose y aprendiendo. Es para mí de gran satisfacción
tener la oportunidad de formarme por este camino, ya que comprendo la magnitud
de importancia de las funciones que el profesional de la educación debe
realizar.
De
esta manera, durante mi proceso de Prácticas Pedagógicas traté de hacer todas
mis actividades de la mejor forma posible, le puse amor a lo que realizaba y
siempre pensando en que lo que hacía debía dar reflejo de lo que yo era, de la
manera en como estaba formada. Soy de las que piensa que si se va a hacer algo
hay que hacerlo excelentemente, porque de lo contrario no tiene sentido
hacerlo. No me gusta la mediocridad ni las cosas inconclusas. Soy humana y
tengo errores, eso lo acepto, y puede que no siempre obtenga lo que quiero pero
por lo menos me queda la satisfacción de que puse todo mi empeño y dedicación,
además que de seguro puedo aprender de lo realizado, mejorar y volver a
empezar.
Así,
en mis prácticas me preocupé inicialmente por desarrollar un Proyecto de Aula que
realmente estuviera enmarcado en las necesidades de los niños, que al formular
un problema central pudiese desarrollar diferentes estrategias y metodologías
dentro del quehacer pedagógico que de una u otra manera pudiesen dar respuesta
a tales necesidades que los niños y niñas estuviesen presentando. Además de
ello, en mi proyecto, al describir claramente el contexto y las características
de los estudiantes, me cuestioné a mi misma y pensé en qué era lo que realmente
necesitaban los niños, qué querían ellos, qué era lo que les interesaba. Mi
objetivo no fue solo realizar un proyecto como requisito para poder hacer las
practicas, ¡No!, lo que en verdad quise fue desarrollar un proyecto que pudiese
aplicar efectivamente durante mis practicas, que fuera mi base y herramienta
principal para desenvolverme en el desarrollo de las clases.
Fue
así como luego de que planteé mi proyecto de aula, inicié mi proceso de
prácticas pedagógicas. A mi me correspondió realizarlo en los grados cuarto y
quinto de la sección primaria de la Normal Superior María Inmaculada, ello en los
colegios María Inmaculada y María Auxiliadora del municipio. Este proceso fue
enmarcado en el área de la Matemáticas, materia que tuve que desarrollar
durante todas las prácticas. Así, para dar inicio a las clases, traté de crear
primeramente espacios de interacción, espacios en los cuales pudiese
relacionarme efectiva y adecuadamente con los niños y niñas. Me presenté ante
ellos junto con mi compañero de prácticas Alfredo Vergara, quien fue parte
fundamental en el desarrollo de este proceso. Les pregunté asimismo sobre lo
que pensaban, qué les gustaba, qué era lo que querían y qué esperaban de
nosotros como maestros en formación, además de ello realicé diferentes
dinámicas que hicieran el ambiente más agradable. Del mismo modo les expliqué
por qué estábamos ahí y qué era lo que haríamos, establecimos compromisos de
comportamiento y disciplina. Ello buscando que ellos nos conocieran y que
nosotros también pudiésemos conocerlos e iniciar así un proceso de relación e
interacción, base para el desarrollo de las clases.
Mi
pregunta problematizadora se enmarcó en cómo lograr que los niños y niñas de
los grados cuarto y quinto de la primaria apropiaran los conceptos de las
matemáticas además de que se interesaran y motivaran por aprender sobre esta
área. Basado en ello, mis objetivos se centraron también en el logro del
afianzamiento por esta materia, lo cual fuese de manera agradable, ello al
crear estrategias y metodologías que incentivaran su interés en cada temática
explicada, además del reconocimiento de la importancia que tiene conocer la
parte teórica de lo que aprendían mediante la formulación de procesos
didácticos que permitieran a su ves el fomento de sus habilidades y de su
razonamiento matemático.
A mi
modo de ver si se dio respuesta a la pregunta problematizadora, a las
necesidades de los niños. Aunque reconozco que fue muy poco el tiempo que
teníamos para obtener un producto totalmente completo con lo que al inicio nos
planteamos, si fue mucho lo que se logró hacer. Mediante estrategias lúdicas
que fue en lo que se enmarcó nuestro proyecto como método principal para dar
solución a las necesidades de los niños, fue posible que éstos mostraran mayor
interés en lo que aprendían. Si bien es cierto, los niños y niñas se
caracterizan por ser espontáneos, activos y amantes del juego. Como en todo, al
principio no fue totalmente fácil, sin embargo clase tras clase, se veían
mejores resultados y mejor apropiación e interés en ellos por lo que se hacía.
Así, teniendo en cuenta las herramientas tecnológicas también, se desarrollaron
diferentes actividades lúdicas, además de que en oportunidades se dio espacio a
ello en juegos de mesa como el tangram, armatodo, ajedrez y demás buscando
incentivar el desarrollo del pensamiento de los niños y niñas.